Treinta familias rurales de Chámeza, Aguazul y Recetor participan en una iniciativa que une conservación ambiental y apicultura sostenible.
Con el propósito de proteger fuentes hídricas y ecosistemas estratégicos, Casanare puso en marcha su primer programa de Pagos por Servicios Ambientales (PSA). Se trata de una estrategia financiada por la Gobernación departamental que reconoce el compromiso de las comunidades rurales con la conservación del territorio.
Las zonas intervenidas hacen parte de la cuenca del río Cusiana y de microcuencas abastecedoras de agua en los municipios de Chámeza, Aguazul y Recetor, consideradas clave para la sostenibilidad ambiental regional.
Apicultura como alternativa productiva
Las familias vinculadas al programa firmaron acuerdos voluntarios con el compromiso de cuidar y preservar los ecosistemas a su cargo. A cambio, recibieron unidades apícolas completas, incluyendo colmenas, herramientas, trajes y formación técnica, como incentivo productivo para iniciar o fortalecer procesos de apicultura sostenible.
Este modelo combinará el desarrollo económico rural con prácticas respetuosas del ambiente, y brindará nuevas oportunidades a comunidades que han sido históricamente marginadas en procesos de compensación ambiental.
Formación y acompañamiento técnico
Además de los insumos, los beneficiarios han accedido a capacitaciones y asistencia técnica especializada. Esto fortalece sus conocimientos y capacidades para desarrollar una actividad productiva estable, sin poner en riesgo la biodiversidad ni las fuentes de agua que abastecen a sus municipios.
Testimonios desde el territorio
Los beneficiarios destacaron la importancia de ser reconocidos como actores activos en la conservación. Entre ellos, Ezequiel Mora, apicultor de Chámeza y presidente de la cadena apícola de Casanare, expresó:
“No tengo palabras para agradecer que la Gobernación, en este primer proyecto de compensación ambiental en apicultura, haya puesto los ojos en nosotros. Habíamos comenzado con las uñas, pero con mucho amor por este arte que es la apicultura”.
Un modelo que puede ampliarse
Este primer paso representa un avance importante hacia un enfoque de conservación con justicia territorial. El programa de PSA no solo mejora las condiciones productivas de las familias rurales, sino que reconoce su rol fundamental como guardianes del territorio.
Casanare se suma así a las regiones del país que implementan esquemas de conservación con participación directa de las comunidades, apostando por un desarrollo rural sostenible, conectado con la vida.
