En un acto cargado de simbolismo y verdad, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, pidió perdón público en nombre del Estado colombiano a los familiares de 27 víctimas de ejecuciones extrajudiciales cometidas por el Ejército Nacional en Casanare, en el marco de la política de seguridad democrática. Son 303 en Casanare.
El encuentro, realizado el pasado 4 de octubre en el auditorio de la Cámara de Comercio de Yopal, marcó uno de los capítulos más dolorosos del conflicto armado en esta región: 27 vidas inocentes de las 303 asesinadas y presentadas falsamente como guerrilleros dados de baja en combate.
📷 Flores en lugar de fusiles
El acto inició con la entrada silenciosa de las familias, cada una portando una fotografía de su ser querido. Las imágenes fueron dispuestas en el centro del auditorio, sobre un caballete, como testimonio vivo de una herida que no cierra.
Minutos después, un grupo de soldados ingresó sin armas, con flores en sus manos. En lugar de disparos, colocaron ramos de claveles sobre cada retrato: un gesto de reconocimiento, de duelo y de humanidad.
“No eran delincuentes, eran nuestros hijos, nuestros hermanos”, dijeron varias madres que, durante casi dos décadas, han exigido verdad, justicia y reparación ante un Estado que tardó en aceptar su responsabilidad.




⚖️ El Estado reconoce su culpa
“Estas ejecuciones extrajudiciales son totalmente reprochables e inaceptables, actos contrarios al deber y a la ética militar”, expresó el ministro Iván Velásquez.
“Pido excusas públicas a ustedes, familiares de los 27 hombres, padres, hijos, hermanos y tíos que hoy no están con nosotros. Fueron víctimas de acciones ilegales y repudiables por parte de algunos integrantes de la Fuerza Pública. Honramos y dignificamos sus nombres, sus historias y las de sus familias”, añadió.
El comandante del Ejército, general Luis Mauricio Ospina, también participó en el acto de perdón, ordenado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), como parte del proceso de reconocimiento de responsabilidad estatal en estos crímenes.
💔 Una política mal interpretada
Los llamados “falsos positivos” fueron uno de los episodios más oscuros de la política de seguridad democrática, cuando civiles inocentes fueron ejecutados y reportados como guerrilleros abatidos para inflar resultados operacionales.
El fenómeno, que avergonzó a las Fuerzas Militares y destrozó cientos de familias, también “manchó el uniforme” de miles de soldados honestos que sí cumplían su deber dentro de la legalidad.
“Fue una errónea interpretación de una política de Estado que terminó manchando el honor militar”, reconoció uno de los oficiales asistentes, al pedir que estos hechos sirvan para reconstruir la confianza y no se repitan jamás.
🔍 Verdad, justicia y memoria
Los familiares exigieron no solo perdones simbólicos, sino también medidas reales: la revocatoria de medallas a militares responsables y el compromiso de investigar los más de 270 casos restantes en Casanare.
Organizaciones como Human Rights Watch han respaldado este reclamo, insistiendo en la necesidad de garantías de no repetición y sanciones efectivas.
🕯️ Un mensaje que trasciende
El evento concluyó con un aplauso prolongado. Las fotografías permanecieron en pie, custodiadas por flores, como un recordatorio de que el dolor puede convertirse en memoria y la memoria, en esperanza.
